Después de una semana trabajando el rojo y la palabra amor, Frederick nos pidió que encontrásemos un nuevo color por el cole, con el que poder divertirnos. Nos pusimos a buscar por los pasillos y llegamos hasta una clase que estaba totalmente a oscuras, donde sólo se veían un montón de ratoncitos blancos.

¡Ya está! Ese era el nuevo color ¡el blanco!
Encontramos también una poesía:
“Blancas tengo mis barbas,
Blancos mis pelos son,
Blancas son las nubes
Que en el cielo veo yo”
La palabra que nos enseñó Frederick fue PAZ, por lo que aprovechamos la luz negra para plasmar nuestras manitas de color blanco y hacer una gran paloma de la paz entre las tres clases ¡quedó preciosa!
Para terminar la semana nos volvimos a convertir en cocineros. Cogimos harina, ¡que también es blanca! Y la mezclamos con agua y sal. Hicimos bolitas y churritos después de amasar y al meterla al horno se nos convirtió en un rico pan!
¿Qué sorpresas nos traerá el siguiente color?