Un año más en el hotel Meliá Princesa se celebró la cena de despedida de los alumnos de 4º de ESO. Un espectacular ramillete de alumnos fue acercándose, poco a poco, a las inmediaciones del hotel y a las 21 h., como estaba mandado, todos ocupaban sus asientos en el estupendo salón preparado para el evento.
Todos elegantemente ataviados. Los chicos de traje y corbata y las chicas maravillosas y elegantes, muchas de ellas haciendo verdaderos equilibrios sobre unas plataformas en forma de originales zapatos, pero de las que todas salieron airosas con ese toque de distinción que solo ellas saben y pueden conseguir.
La cena fue estupenda y la ceremonia en su conjunto muy difícil de superar. Allí se recordaron los mejores momentos de una etapa larga y complicada, pero que, en opinión de los alumnos, ha sido fácil de superar con la ayuda y el buen hacer de todos sus profesores los cuales fueron, todos y cada uno de ellos, debidamente recompensados con sus correspondientes regalos, uno en serio y otro en broma, pero tanto uno como otro, totalmente adecuado a las características particulares de cada profesor.
El buen ambiente, el cariño y la alegría reinó durante toda la noche y los que allí estuvimos podemos dar fe de que verdaderamente eso que solemos decir de que nuestro colegio, el colegio Ramón y Cajal, es una gran familia. Con actos como éstos, queda plenamente confirmado que efectivamente alumnos, padres y profesores formamos esa gran familia de la que cada año nos sentimos más satisfechos.
Y claro, como buenos hijos que son, al día siguiente, nada más abrir el colegio, aquí estaban, después de una noche de fiesta, ofreciendo a sus profesores los correspondientes churros para el desayuno.
Enhorabuena a todos.
Isidoro Martínez Soriano