Seguro que nunca podías imaginar que los últimos días entre nosotros, entre los que hemos sido compañeros (y amigos) te iban a deparar tantas sorpresas y alegrías. Han sido muchos los acontecimientos que te han sucedido desde aquella noche de esa cena inolvidable donde tantas cosa te dijimos y tantas y tan bonitas nos dijiste tú en ese breve, pero emotivo discurso que nos dedicaste. Desde entonces te han ido sucediendo cosas que, seguro y más por tu forma de ser, que no esperabas, Te han despedido cariñosamente las cocineras y camareras con las que has pasado multitud de ratos y con las que has vivido cantidad de avatares que seguro será difícil de que se borren de tu memoria.
Te vamos a echar de menos. Las cocineras y camareras te tenían reservada una grata sorpresa.
Te han despedido con pena esos alumnos mayores que han acertado con su regalo. A Amparo y a ti os gusta viajar y lo disfrutaréis. Te han sucedido muchas más cosas que ahora no es necesario recordar, pero lo que te ha ocurrido hoy, a la hora de la comida, nunca podrás olvidarlo. Te he visto emocionado , con el llanto a punto de aparecer, pero es que era muy difícil aguantar cuando has entrado al comedor, como has hecho durante años y años, pendiente de todo, atento a que todo funcione, que no falte de nada y cuando has llegado y el comedor entero repleto de alumnos te ha gritado a una sola voz: TE QUEREMOS RAFA, no sé cómo lo has superado, pero esa vivencia ese cariño total ese reconocimiento por parte de todos, pequeños, mayores, señoras de la cocina, profesores, todo eso será difícil de olvidar. Te han llenado de cartas, mensajes escritos de puño y letra de cada uno de esos alumnos que con tanto mimo y cariño has tratado durante años y años. Por eso sé que esa avalancha de notas que te han llevado las vas a leer todas y vas a disfrutar con ellas. No puede ser de otro modo porque es el premio a tu labor con la que yo sé que tú también has disfrutado mientras la ejercías.
Hasta siempre.
Isidoro Martínez Soriano